Enfermedades infecciosas en el embarazo

Por la matrona Tania Casamitjana

Conoce cuáles son los problemas infecciosos que pueden ocurrir durante el embarazo y las medidas que hay que tomar para prevenir su aparición.

Las infecciones por transmisión vertical son aquellas que se transmiten de la madre al feto antes del nacimiento (congénita), a través del canal del parto (perinatal) o en el postparto con la lactancia (neonatal).

Las más conocidas se agrupan por el acrónimo TORCH (T: Toxoplasmosis, O: Otras, R: Rubeola, C: Citomegalovirus y H: Herpes).

La O, relacionada con otras infecciones como la varicela o la sífilis, se ha ampliado en la actualidad y engloba muchas más: listeriosis, Chagas, VIH, Zika, tuberculosis, malaria, hepatitis, parvovirus B19 (no produce defectos congénitos, pero puede producir anemia fetal grave) o papilomavirus.

Infecciones en el embarazo

TOXOPLASMOSIS

La toxoplasmosis es quizás la más conocida entre las embarazadas y una de las que más miedo genera, sobre todo, si convives con gatos.

Se trata de una enfermedad infecciosa causada por un parásito llamado Toxoplasma Gondii

Hace unos años se pedía en la analítica del primer trimestre. Esto ha dejado de hacerse al no tener eficacia en su prevención, ya que no es posible conocer el momento de la infección.

Se ha visto que con recomendaciones higiénicas y alimentarias es suficiente para prevenir la infección

Afecta a un 25% de la población mundial, aunque no produce síntomas. Si aparecen son muy leves, así que habrá mujeres que la habréis pasado y no hayáis sido conscientes de ello. El hecho de ser inmune no supone ningún problema. 

Cuanta mayor sea la edad gestacional, más posibilidades habrá de transmitir la infección al feto. Sin embargo, las consecuencias en el feto serán menos graves que si te infectaras en etapas tempranas del embarazo.

La transmisión del virus a través de la placenta sólo se produce si coincide el embarazo con la primoinfección de la mujer.

La cuestión es que si la infección ocurre durante el embarazo pueden aparecer consecuencias graves: aborto espontáneo, sordera, ceguera o retraso en el crecimiento fetal.

El contagio se produce por carne poco cocinada o cruda, y por heces de gatos callejeros o que estén casa y salgan a cazar al exterior. Los gatos domésticos que se han criado en casa no propagan la infección, así que puedes estar tranquila si tienes un gato en casa.

El agua, la tierra o los vegetales contaminados pueden ser la segunda fuente de infección. Por tanto, las recomendaciones generales para evitar la toxoplasmosis son:

  • Cocinar la carne a temperatura suficiente.
  • Congelar la carne durante varios días a -18°C.
  • Pelar o lavar las frutas y verduras a fondo antes de consumirlas.
  • Lavar las encimeras, las tablas de cortar, los platos, los cuchillos, utensilios y las manos con agua y jabón tras manipular alimentos.
  • Evitar beber agua no tratada.
  • Usar guantes para trabajos de jardinería y durante cualquier contacto con tierra o arena. Lavarse las manos con agua tibia y jabón después.
  •  Enseñar a los niños la importancia del lavado de manos para prevenir la infección.
  • Mantener cubiertos los areneros de los gatos que estén al aire libre.
  • Evitar limpiar la caja de arena, pedir que lo haga otra persona. Si lo haces tú mejor usa guantes y lava las manos después.
  • Alimentar a los gatos sólo con comida enlatada o bien cocinada, no darles carne cruda o poco cocida.
  • Cambiar la arena de la caja todos los días en caso de gatos callejeros (el toxoplasma no se convierte en infeccioso hasta transcurridos entre 1 y 5 días después de ser vertidos en las heces de un gato).

Si el contagio ocurrió durante el embarazo, existe tratamiento para prevenir la infección fetal hasta en un 60%.

¿Y QUÉ PASA CON EL JAMÓN?

jamón en el embarazo

El jamón al ser un producto cárnico crudo curado, al igual que el resto del embutido, se recomienda que antes de su consumo se congele al menos 2 días a -18°C. Además, se deben evitar los productos de casa y comprarlos en supermercados, centros comerciales o carnicerías.

CITOMEGALOVIRUS

El citomegalovirus es una infección causada por un virus tipo herpes, que puede producir síntomas como malestar general, dolores articulares, fiebre, fatiga o inflamación de los ganglios en el cuello. 

Se trata de la infección congénita más frecuente.

Suele aparecer en los primeros años de vida. Si eres educadora infantil o estás en contacto con niños de forma habitual, evita la exposición a saliva y orina de bebés y niños pequeños. 

Alrededor del 10% de bebés infectados durante el embarazo desarrollan la infección, con lesiones auditivas u oculares, retraso en el crecimiento, microcefalia (cabeza muy pequeña), convulsiones…

Por eso, a modo de prevención durante el embarazo se recomienda:

  • Lavarse las manos tras cambiar pañales, o dar de comer o beber, o tocar los juguetes o chupetes de bebés.
  • No compartir bebida, comida ni utensilios con niños pequeños.
  • Lavarse cuidadosamente las manos después de trabajar con niños pequeños.
  • Si trabajas en una guardería, procura trabajar con niños de más de 2 años y medio de edad para reducir el riesgo, especialmente si nunca has pasado la infección o no estás segura de haberla tenido. 
  • Evitar contacto con la saliva de bebés. No besar a los niños menores de 5 o 6 años de edad en la boca. En su lugar, besarlos en la cabeza o darles un abrazo afectuoso.

riesgo de citomegalovirus en guarderias

No se dispone de un medicamento con eficacia y seguridad probadas para tratar la infección durante el embarazo ni para reducir el riesgo de transmisión de la madre al feto.

LISTERIOSIS

La listeriosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Listeria monocytogenes, estando ampliamente distribuida en el medio ambiente (suelo, plantas y agua).

Se estima que la frecuencia de esta enfermedad en los países desarrollados es de 2 a 15 casos por millón de habitantes. Recientemente se ha informado sobre un aumento en los casos de listeriosis a escala mundial tras el consumo de carne mechada contaminada.

La bacteria tiene la capacidad de permanecer en gran variedad de alimentos o bebidas (quesos blandos, embutidos, vegetales contaminados, leche sin pasteurizar o mariscos ahumados).

El consumo de alimentos contaminados es la principal vía de transmisión.

Las infecciones también pueden ocurrir a través del contacto con animales o personas infectadas.

Entre los grupos de especial vulnerabilidad para el contagio se encuentran las mujeres embarazadas, teniendo un 17% más de posibilidades de contagio.

Se suele manifestar con un cuadro febril leve, aunque puede llegar a causar infecciones del sistema nervioso (meningoencefalitis) o una infección generalizada de todo el organismo.

Durante el embarazo puede causar aborto, parto prematuro, bebé gravemente enfermo o muerte fetal. 

La listeriosis se puede presentar durante toda la gestación, pero suele aparecer en el tercer trimestre.

La aparición de nuevos casos en el embarazo es variable, estimándose que afecta a 0,2-0,8/1.000 partos.

En cualquier caso, se trata de una infección infravalorada, ya que se manifiesta de forma parecida a otras infecciones.

Para prevenir la infección por listeriosis se recomienda evitar comer:

  • Patés no enlatados o no esterilizados (se puede consumir paté comercial que ya ha sido pasteurizado, con la etiqueta UHT -procesado a altas temperaturas- y no el casero).
  • Quesos blandos (brie, feta, camembert, quesos azules) y frescos hechos con leche sin pasteurizar.
  • Leche no pasteurizada.
  • Alimentos listos para comer como salchichas tipo Frankfurt, productos cárnicos enlatados o en lonchas.
  • Alimentos sobrantes que no hayan sido correctamente refrigerados y calentados antes de su consumo.
  • Pescado o marisco crudo (consumir tras cocción a > 50ºC).
  • Productos de pesca ahumados.

Además se debe tener en cuenta las siguientes precauciones en la cocina:

  • Cocinar los alimentos crudos de origen animal (carne, pescado…) a temperaturas elevadas > 50 ºC.
  • Lavar cuidadosamente los alimentos que se consumen crudos (verduras, hortalizas y frutas).
  • Lavarse las manos después de manipular alimentos crudos y lavar los utensilios de cocina después de manipular alimentos crudos y antes de utilizarlos con alimentos ya cocinados.
  • Las manos, las superficies y los utensilios de cocinado utilizados se deben lavar a fondo después de manipular carne, pescados, aves de corral, pescados, frutas y vegetales no lavados y cualquier otro alimento crudo.
  • Se debe retirar la corteza de todos los quesos.
  • No mezclar en la nevera los alimentos crudos y los alimentos cocinados o listos para consumir. Limpiar a menudo la nevera.
  • Una vez abiertos, no conservar demasiado tiempo los productos de charcutería que requieran conservación en nevera (jamón de York o pavo).
  • Los restos alimentarios y los platos precocinados deben ser recalentados cuidadosamente antes de su consumo. Y descartar la comida sobrante recalentada.

El tratamiento antibiótico temprano a la mujer gestante afectada de listeriosis contribuye a disminuir las complicaciones fetales.

ZIKA

Se trata de un virus que se transmite por la sangre mediante la picadura de un mosquito perteneciente al género Aedes, a través de relaciones sexuales con hombres infectados y por vía vertical (madre-bebé).

virus del zika en embarazadas

La infección evoluciona sin complicaciones graves, aunque se han descrito malformaciones neurológicas en recién nacidos de madres infectadas como microcefalia o el síndrome Guillain-Barré.

Hay mayor riesgo de alteraciones neurológicas cuando la infección ocurre en el primer trimestre del embarazo.

En caso de contraer el virus en etapas más avanzadas del embarazo, se puede producir crecimiento intrauterino retardado y muerte fetal.

Las recomendaciones para evitar la infección por virus Zika si viajas a zonas endémicas son:

  • Aplicarse repelente de insectos (en el embarazo utilizar sintéticos con DEET (N, N-Dietil-meta-toluamida), IR3535 y Picardina).
  • Usar ropa larga de color claro y meter la camiseta por debajo del pantalón, poner calcetines largos por encima del pantalón y calzado cerrado.
  • Evitar estampados florales o ropa oscura, jabones con aromas, ni perfumes o aerosoles para el cabello.
  • Colocar mosquiteras en puertas y ventanas.
  • Encender el aire acondicionado en la habitación.
  • Evitar la acumulación de agua estancada.
  • Protegerse del contagio sexual usando preservativo.
  • Si buscas embarazo, aunque no existan síntomas y después de viajar a una zona con Zika,  las mujeres deben esperar por lo menos 8 semanas y los hombres deben esperar 6 meses.

No existe un tratamiento antiviral específico para la enfermedad del virus zika. Se aliviarán los síntomas de la fiebre y malestar general con reposo, líquidos y antitérmicos.

CHAGAS

La enfermedad de Chagas sólo se estudia en mujeres que tengan algún factor de riesgo de ser portadoras del parásito causante de la enfermedad, el Trypanosoma Cruzi, porque en nuestro medio no existe el insecto que lo transmite.

Los factores de riesgo para padecer la infección son:

  • Originarias de algún país latinoamericano (excepto las islas del Caribe).
  • Mujeres embarazadas cuyas madres sean originarias de Latinoamérica (excepto islas del Caribe), aunque ellas ya hayan nacido en España.
  • Mujeres que hayan vivido más de 1 mes en países latinoamericanos excepto islas del Caribe). 

La frecuencia de la enfermedad de Chagas en mujeres embarazadas latinoamericanas es del 3.4%. La infección se desarrolla en 2 fases, una asintomática y otra que cursa con alteraciones cardíacas, digestivas o del sistema nervioso con distintos grados de gravedad.

La enfermedad puede contraerse a través de las siguientes vías:

  • Consumo de alimentos sin cocinar contaminados de heces de insectos infectados.
  • Transmisión congénita (de una mujer embarazada a su bebé).
  • Transfusión de sangre de persona infectada.
  • Trasplante de órganos de persona infectada.

La infección durante el embarazo supone un mayor riesgo de prematuridad y aborto. Sin embargo, lo habitual es que en nuestro medio las embarazadas estén ya en fase crónica, en la que el riesgo de infección fetal es más infrecuente.

Las medidas de prevención incluyen el rociado de las viviendas con insecticidas, el uso de mosquiteros tratados con insecticidas de acción prolongada, el uso de ropa protectora y la aplicación de repelente de insectos en las áreas expuestas de la piel.

Existe tratamiento, pero hay que esperar al postparto, ya que el tratamiento no se recomienda en mujeres embarazadas.

RUBEOLA

La rubeola es producida por un virus que se transmite vía aérea. En los adultos aparece un cuadro febril con manchas rosadas en la piel y aumento de los ganglios del cuello. Y en las mujeres embarazadas produce infección en la placenta desde donde se propaga el virus al feto, líquido amniótico y sus membranas.

La afectación es más grave en etapas más tempranas del embarazo.

Hay una tríada característica de las manifestaciones del virus en el feto y son: cataratas, sordera y alteración cardíaca.

No existe ningún tratamiento eficaz ante una exposición al virus de la rubeola. La mejor medida es la prevención primaria con la vacuna de la triple vírica antes del embarazo o después del parto para evitar el problema en el siguiente embarazo.

La pauta es de 2 dosis separadas al menos 1 mes, aunque se tendrá en cuenta las dosis recibidas con anterioridad al embarazo que estén documentadas (si ya tienes 2 dosis puestas se considera que eres inmune y si sólo te han puesto 1 dosis, te pondrán otra dosis en el postparto para completar la pauta).

importancia de la vacuna de la rubeola en el postparto

Comprueba si en el calendario vacunal de tu infancia aparecen 2 dosis de la vacuna triple vírica. Si te vacunas antes de estar embarazada, debes esperar 4 semanas para buscar embarazo.

En la analítica del primer trimestre del embarazo se comprobará que eres inmune.

VIRUS DEL HERPES SIMPLE (VHS)

Hay dos tipos: El VHS-1 es el responsable del herpes labial, que provoca úlceras en el rostro y alrededor de la boca. Suele surgir cuando coincide con una época de defensas bajas, fiebre, catarro, estrés, algún fármaco o el ciclo menstrual.

El 15% de los casos del tipo 1 es causante del herpes genital, al tocar con las manos una lesión oral y luego la piel perineal o al contacto de la saliva con los genitales (sexo oral). De cara al embarazo, el VHS-1 no tiene riesgo ninguno ni para la madre ni para el feto.

En cambio, el VHS-2 es una enfermedad de transmisión sexual. Es el responsable del herpes genital y puede causar problemas fetales.

Si la infección genital por VHS-2 ocurre por primera vez en el embarazo, hay mayor riesgo de aborto y parto prematuro.

El contagio se puede producir en el momento del parto por contacto directo del bebé con lesiones activas en el periné de la madre. La cesárea puede reducir la probabilidad de contagio.

Sin embargo, el riesgo de infección neonatal es más bajo si la madre ya ha tenido varios brotes del virus antes del embarazo.

Sólo se contraindica la lactancia materna si hay lesiones alrededor de areola y pezón. Se podrían tapar las úlceras para evitar el contacto con la boca del bebé o bien realizar de forma cuidadosa la extracción para ofrecerle la leche en diferido.

Los medicamentos antivíricos son los más eficaces para las personas infectadas. Sin embargo, aunque pueden reducir la intensidad y frecuencia de los síntomas, no curan la infección.

VARICELA

La varicela es una enfermedad muy contagiosa causada por el virus de la varicela-herpes zóster.

En la analítica del primer trimestre del embarazo se comprobará si eres inmune.

Este virus se transmite de personas infectadas a otras que nunca han tenido varicela o no se han vacunado, por contacto con las vesículas o por vía aérea. Al igual que la rubeola, deberás vacunarte en el postparto si no eres inmune a la varicela. Se administran 2 dosis, separadas al menos 1 mes una de la otra.

Si la infección vírica se produce en el primer trimestre no suele provocar aborto y hay poco riesgo de transmitir el virus al feto vía placentaria.

Sin embargo, un pequeño porcentaje puede desarrollar un cuadro llamado varicela congénita, que puede causar retraso en el crecimiento intrauterino, escaras en la piel, cataratas, defecto en el desarrollo de sus extremidades, microcefalia y otras alteraciones neurológicas.

En caso de desarrollar el virus entre el segundo trimestre y 21 días antes del parto, es raro que aparezca alguna malformación fetal, aunque el bebé podría llegar a tener un episodio de herpes zóster sin llegar a tener varicela.

Si la madre presenta la infección entre los 20 y 6 días antes del parto, el recién nacido sólo tendrá una varicela leve.

Si la madre desarrolla la enfermedad entre los 5 días antes del parto y los 2 días posteriores, el riesgo de varicela neonatal será mucho mayor, hasta en un 50% de los casos.

Los bebés suelen presentar cuadros febriles graves, distrés respiratorio, neumonía y una erupción de vesículas generalizada por todo el cuerpo.

Hay una inmunoglobulina específica del virus para mujeres no inmunes, que si se administra antes de las 72-96 horas de la exposición, disminuye su carga viral y el riesgo de transmisión.

El período de transmisión del virus comprende desde 2 días antes de la erupción de las vesículas hasta que todas las lesiones estén en fase de costra.

Si has pasado la varicela, se puede reactivar el virus pasado un tiempo y padecer la culebrilla o herpes zóster. No representa un riesgo para el feto, pues ya cuenta con anticuerpos maternos de la varicela. El herpes zóster sólo es contagioso en caso de que no seas inmune a la varicela.

SÍFILIS

La infección se produce por la bacteria Treponema pallidum y se considera una enfermedad de transmisión sexual.

La gravedad de los síntomas es mayor cuanto más pronto se produzca el contagio durante el embarazo y puede haber riesgo de parto prematuro, bajo peso o crecimiento intrauterino retardado, aborto, muerte fetal, alteraciones en los huesos, manchas en la piel, labio leporino, meningitis, deformación de dientes definitivos, sordera y dificultad de aprendizaje.

El recién nacido también puede infectarse durante el parto si hay alguna herida de sífilis en la región perineal. La mayoría de ellos permanecen asintomáticos después del nacimiento y desarrollan los síntomas más tarde.

Se debe administrar penicilina a la madre en cuanto se conozca el diagnóstico para tratar la infección y prevenir la transmisión fetal. 

En la analítica del primer y tercer trimestre del embarazo se comprobará que no tengas la infección.

HEPATITIS A (VHA)

Es la única forma de la hepatitis (inflamación del hígado) que se transmite vía fecal-oral, al consumir alimentos o agua contaminados o por contacto directo con una persona infectada.

El riesgo de infección se asocia a la falta de agua salubre y a las malas condiciones higiénicas y de saneamiento (Organización Mundial de la Salud).

Los síntomas de una hepatitis suelen ser de inicio brusco con fiebre, malestar, falta de apetito, náuseas, dolor de estómago, orina oscura e ictericia (coloración amarilla de la piel y la parte blanca del ojo).

Si estás embarazada y padeces la hepatitis A, puedes estar tranquila porque no se transmite al feto ni produce malformaciones. Si te encuentras en el tercer trimestre del embarazo, aumenta el riesgo de parto prematuro.

Si viajas a un país en desarrollo, es conveniente administrarte la vacuna al menos 2 semanas antes del viaje.

HEPATITIS B (VHB)

El virus se contagia mediante el contacto directo con la sangre, vía vertical (madre-bebé) o al mantener relaciones sexuales (se considera una enfermedad de transmisión sexual).

Si la infección ocurre en el tercer trimestre hay más riesgo de contagio (hasta un 80-90% de posibilidades frente a un 10% de infección fetal en el primer trimestre).

Aquellas mujeres que tengan una hepatitis crónica pueden transmitir la infección al bebé a través del canal del parto, convirtiéndose en portadores crónicos del virus. Por eso, es muy importante aplicar tratamiento al recién nacido en las primeras 12-24 horas de vida. La lactancia materna es segura tras haber recibido la vacunación.

La transmisión vertical es más probable si la madre presenta los siguientes marcadores positivos en la serología:

  • HBsAg: Antígeno de superficie del VHB. Es el primer marcador de la infección que aparece y, si persiste más de 6 meses, la infección se considera crónica.
  • HBeAg: Antígeno e del VHB. Indica una replicación activa del virus con gran capacidad de contagio.

La medida de prevención es la vacuna (es segura durante el embarazo). Si estás vacunada saldrá como único marcador positivo el AntiHbs (anticuerpo frente al antígeno de superficie del virus, indica recuperación o inmunidad tras la vacunación).

Según la Asociación Española de Pediatría, la inmunidad frente a la hepatitis B en vacunados dura al menos 30 años.

Es necesario el uso del preservativo si tú o tu pareja no estáis inmunizados. En la analítica del primer y tercer trimestre del embarazo se comprobará la inmunidad.

No obstante, es conveniente consultar al médico de cabecera sobre una dosis extra para personas que convivan con pacientes con hepatitis B.

HEPATITIS C (VHC)

La hepatitis C suele cursar sin síntomas hasta que esté más avanzada la enfermedad. Las vías de contagio son las mismas que para la hepatitis B.

En el embarazo sólo se realiza la serología de la hepatitis C en el primer y tercer trimestre si tienes algún factor de riesgo:

  • Usuarias o ex-usuarias de drogas inyectadas y/o esnifadas.
  • Convivientes con personas con hepatitis C crónica.
  • Mujeres infectadas por el VIH o el VHB. 
  • Mujeres con tatuajes, piercing u otras técnicas que utilicen instrumental punzante (acupuntura y mesoterapia), si se sospecha que se han realizado sin un control sanitario adecuado.
  • Internamiento actual o pasado en instituciones penitenciarias.
  • Personal sanitario o no sanitario que maneje material cortante y/o punzante con posible exposición a sangre humana.
  • Mujeres que hayan sido sometidas a hemodiálisis.
  • Mujeres que hayan recibido un tratamiento con productos sanguíneos antes de los años 90.

Si la infección se produce en el tercer trimestre del embarazo y la carga viral de la madre es elevada, hay más riesgo de transmisión vertical al bebé.

Todavía no se dispone de ninguna medida para prevenir la transmisión al nacimiento. Además, la cesárea no supone ningún beneficio, a no ser que la carga del virus en sangre sea muy alta. La lactancia materna está permitida.infografia medidas de prevención contra la hepatitis

VIRUS DE LA INMUNODEFICIENCIA HUMANA (VIH)

El virus se transmite a través de las relaciones sexuales de penetración (anal, vaginal, oral) sin preservativo, por vía vertical (madre-bebé) y  por contacto con la sangre de una persona infectada. También se puede transmitir a través de la lactancia materna (15-30%).

Si al mismo tiempo presentas otra enfermedad de transmisión sexual, como la sífilis, se multiplica el riesgo de transmisión del VIH.

El feto tiene más riesgo de infectarse si la madre contrae el virus durante el embarazo. Es raro que el contagio ocurra durante el primer trimestre, es más frecuente en torno al tercer trimestre (35-40%) y al momento del parto (60-75%).

La infección neonatal por transmisión vertical puede progresar a la enfermedad, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), antes que en los adultos infectados. El SIDA es la fase más avanzada de la infección por VIH.

Existe una triple terapia antirretroviral indicada para todas las mujeres embarazadas portadoras del VIH para conseguir disminuir la carga viral.

Las posibles complicaciones obstétricas que pueden surgir son la prematuridad, preeclampsia, crecimiento intrauterino retardado o muerte fetal. Aún así, los beneficios del tratamiento siguen superando a los riesgos.

En el momento del parto se administrará otro tratamiento antirretroviral intravenoso y en el postparto se administrará también al bebé.

Se evitarán procedimientos invasivos (evitar amniocentesis, rotura artificial de membranas, fase de expulsivo prolongada, instrumentación del parto…) para reducir el riesgo de transmisión (cuidando la asistencia al parto y postparto se disminuye la tasa de contagio al 1%).

La cesárea electiva estaría indicada a las semana 38 en caso de que la mujer cuente con una elevada carga del virus (>1000 copias/ml).

El Ministerio de Sanidad publicó una guía práctica muy interesante sobre el embarazo y la infección por el VIH.

PARVOVIRUS B19

Se trata de un virus que se transmite por vía aérea, por contacto con secreciones respiratorias, vía vertical materno-fetal y por contacto con la sangre.

La frecuencia de infección durante el embarazo es del 3,3 al 3,8% variando el riesgo dependiendo de la profesión de la mujer (en educadoras infantiles asciende al 20-30%).

El virus atraviesa la placenta pasando a la sangre fetal afectando, al igual que a la madre, las células sanguíneas en el hígado y médula ósea, al tejido muscular cardíaco y a las células que recubren el interior de los vasos sanguíneos.

Hay dos posibles complicaciones fetales: el aborto en la primera mitad del embarazo y el hidrops fetal si la infección es posterior.

El hidrops consiste en una acumulación anormal de líquido en piel y en cavidades corporales, como consecuencia de la anemia secundaria a la depresión de su médula ósea. En los casos más graves puede evolucionar a la muerte fetal aunque se suele resolver espontáneamente sin tratamiento.

En caso de una anemia fetal grave se podría considerar realizar una transfusión intrauterina.

No se ha identificado ninguna secuela en los recién nacidos tras haber pasado la infección durante su vida intraútero.

Las medidas de prevención son:

  • Lavado frecuente de manos con agua y jabón o soluciones antisépticas.
  • No compartir alimentos, bebidas, utensilios o cubiertos.
  • Evitar contacto con personas infectadas.

MALARIA

El paludismo o la malaria puede ser causada por varias especies de protozoos parásitos del género Plasmodium. Se transmite por la picadura de mosquitos anofeles infectados.

Es una enfermedad presente en la mayor parte de las regiones tropicales del mundo, especialmente en África, aunque también existe una alta incidencia en Asia, Oceanía, Oriente Medio y Turquía.

Las embarazadas deberían evitar viajar a estas zonas de transmisión. En caso de que exista la obligación de viajar, conviene adoptar medidas preventivas eficaces:

  • Prevenir las picaduras con mosquiteros tratados con insecticidas de larga duración para dormir.
  • Uso de ropa de protección y repelentes contra los insectos.
  • Tratamiento preventivo con un antipalúdico a partir del segundo trimestre del embarazo.

En el embarazo puede aparecer el parásito en sangre materna o colonizando la placenta.

Las complicaciones en el embarazo suelen ser más frecuentes en segundo y tercer trimestre (aborto, anemia moderada, hipoglucemia, pérdida del bienestar fetal, bajo peso al nacer y en casos más severos muerte fetal).

Los bebés infectados no suelen desarrollar síntomas hasta pasadas las primeras 2 a 6 semanas de vida. El cuadro clínico consiste en fiebre, ictericia, anemia, aumento del tamaño del hígado, recuento bajo de plaquetas, un retraso en el crecimiento y en el desarrollo psicomotor.

TUBERCULOSIS

La tuberculosis en el embarazo es una enfermedad de buena evolución con tratamiento sin complicaciones materno-fetales, pero que producirá problemas si no se trata adecuadamente. Afecta principalmente a los pulmones, aunque puede propagarse a otros órganos.

Los síntomas en el embarazo son: fiebre, sudoración nocturna, tos, expectoración de sangre, pérdida de peso, anorexia, decaimiento general y cansancio.

La infección es causada por una bacteria, el bacilo Mycobacterium tuberculosis, que se transmite vía aérea y se puede transmitir al feto a través de la placenta o por el canal del parto.

Los síntomas en el bebé suelen aparecer entre la segunda o tercera semana de vida y pueden ser distrés respiratorio, fiebre y aumento del hígado, bazo y ganglios linfáticos.

Aunque es más frecuente la infección neonatal en el postparto por inhalación de gotitas respiratorias de su madre.

La Asociación Española de Pediatría recomienda a la madre usar mascarilla hasta dejar de eliminar la bacteria. El bacilo NO se transmite por la leche materna.

importancia del uso de mascarilla y el lavado de manos contra la tuberculosis en el embarazo

Sólo en casos de tuberculosis activa de la mujer en el postparto con lesiones pulmonares se aconseja separación e interrupción de la lactancia directa (pero se puede administrar leche materna extraída) hasta 15 días después de iniciado el tratamiento o análisis del esputo negativo.

Las mujeres embarazadas con enfermedad de tuberculosis NO tratada tienen más riesgo de aborto, preeclampsia y crecimiento intrauterino retardado, partos prematuros, bebés con bajo peso al nacer o muertes intraútero.  

En nuestro país no se recomienda la vacunación sistemática de todos los niños contra la tuberculosis, sino sólo en determinadas circunstancias individuales de riesgo.

Hace muchos años se administraba esta vacuna vía intradérmica en un hombro. A las personas que se la aplicaron, observarán una cicatriz en uno de sus hombros.

PAPILOMAVIRUS (VPH)

El responsable de la infección es el virus del papiloma humano (VPH).

Se considera la enfermedad de transmisión sexual más frecuente en ambos sexos.

Si eres portadora del virus puedes estar tranquila, se retomarán las citologías en el postparto. El riesgo de infección del recién nacido al pasar por el canal del parto es muy baja. 

Hay más de 200 tipos diferentes del virus, siendo los únicos que se asocian a una posible transmisión vertical el 6 y el 11, relacionados con los condilomas o verrugas genitales.

Sólo se contempla la cesárea en caso de que la madre tenga muy extendidas las lesiones por el periné, para prevenir la papilomatosis respiratoria en el bebé. Consiste en la aparición de verrugas por el tracto respiratorio neonatal que le causaría problemas de obstrucción en la vía aérea (se podrían tratar con cirugía).

Las verrugas genitales mejoran espontáneamente después del embarazo. Si no fuera así, se pueden extraer con láser o nitrógeno líquido.

CONCLUSIÓN

Algunas infecciones durante el embarazo pueden causarte daño a ti y a tu bebé que está en desarrollo. Según la gravedad de la infección, pueden producir enfermedades graves, malformaciones y secuelas de por vida, tales como pérdida auditiva o problemas de aprendizaje.

Es importante que mantengas las medidas higiénicas de lavado de manos después de ir al baño, manipular carne cruda o verduras y frutas sin lavar, preparar alimentos o comer, hacer labores de jardinería o manipular tierra, tocar animales o cambiar pañales.

También debes evitar consumir alimentos elaborados con leche sin pasteurizar o que no hayan pasado un control.

Es conveniente revisar el calendario vacunal y realizar las analíticas de control del embarazo para asegurar que eres inmune a algunas de las infecciones como la varicela y la rubeola, y comprobar que no tengas ninguna otra de las posibles enfermedades.

En el embarazo se realiza el cribado a todas las mujeres embarazadas del VIH, sífilis, hepatitis B, rubeola y varicela. Sólo a las mujeres que cumplan criterios de riesgo se les realizará también el cribado de hepatitis C o enfermedad de Chagas.

Para el resto de enfermedades tener precaución, evitar el contacto con personas infectadas y no viajar a zonas en las que haya riesgo de contagio.

La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición explica las recomendaciones alimentarias seguras durante el embarazo

Además en el apartado de recursos gratuitos, disponéis de una guía sobre alimentación sana durante el embarazo.

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Tania Casamitjana - Matrona

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